La final argentina en Roland Garrós
- alumnosisec2020
- 17 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 oct 2020
En 2004, antes de que empiece la era de Rafael Nadal en el torneo francés La legión argentina logró algo histórico, 3 de los 4 semifinalistas representaban al país sudamericano en las instancias finales de uno de los 4 Grand Slam.

Por un lado se enfrentaban David Nalbandian y Gastón Gaudio, mientras que la otra semifinal era entre Guillermo Coria y Tim Henman. El “Gato” Gaudio iba a barrer al “Rey” David en sets corridos por 6-3, 7-6 y 6-0. En el otro partido el “Mago” Coria derrotaba al británico Tim Henman en 4 sets por 3-6, 6-4, 6-0 y 7-5. Esto generaba que ambos jugadores argentinos se clasifiquen a la final del campeonato.
Hay que tener en cuenta la gran rivalidad que rodeaba a ambos tenistas, ya que un año antes se habían enfrentado en las semifinales del masters de Hamburgo en donde tras ir igualados en sets, el santafesino acusó un calambre en el pie, mientras que el bonaerense bajó el ritmo y fue totalmente dominado por su rival, al final del partido el “gato” lo encaró para recriminarle que estaba exagerando su lesión.
La final arrancó bastante desigual, con un gran dominio absoluto de Guillermo que se quedaba con los 2 primeros sets por 6-0 y 6-3, pero Gastón reaccionaba y mientras el nacido en Rufino empezaba a sentir calambres el partido se emparejaba con un 6-4 y 6-1 para llegar a un quinto set.
En el inicio de ese último parcial Coria quebraba 2 veces y perdía una vez el saque, para ponerse 3-1 arriba, en el octavo game, el “mago” volvía a perder su servicio y el partido se empataba en 4-4, pero llegó el momento clave, el oriundo de Santa Fe sacaba 6-5 y con punto para campeonato, pero el tiro finalizar el encuentro se le va ancho y en ese momento el partido se le fue de las manos, perdió el game y Gaudio no desperdició la oportunidad y se llevó la final por 8-6 en el 5to set.
De esta manera concluía la histórica final argentina en Roland Garrós, un hecho que será muy difícil que se vuelva a repetir.

Por: Marcos Poca
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